
Quizás te hayas preguntado, tras escuchar muchas veces esta palabra, qué es el mindfulness. El mindfulness es una práctica de meditación que utiliza la consciencia para ayudar a vivir con mayor serenidad. Es un método natural en el que la atención se centra en el presente a través de los sentidos (tacto, oído, olfato…). Gracias a este ejercicio los pensamientos se relajan y surge una mayor sensación de tranquilidad y paz.
Esta práctica puede ser útil para quienes sientan estrés en su vida, quieran bajar el ritmo y lograr una mayor serenidad. También puede interesar a aquellos que quieran ir más lejos y deseen conectar con su dimensión espiritual. En el mindfulness integral se tienen en cuenta y se trabajan todas las dimensiones del ser humano.
¿Qué es el Mindfulness integral?

El mindfulness integral es una herramienta enfocada a desarrollar los diferentes aspectos del ser humano: cuerpo, mente y emociones, sentidos y ser profundo.
El cuerpo: Mindfulness permite mejorar la consciencia corporal. Muchas veces ocupamos solo el área de nuestra cabeza y estamos disociados del resto del cuerpo, lo que a su vez nos hace sentirnos separados del entorno y de los demás. Cuando habitamos el cuerpo nos sentimos conectados con esta importante dimensión de nosotros mismos y de forma natural nos sentimos más conectados con el presente.
La mente y las emociones: Gracias al trabajo con la atención, aprendemos a estar más en contacto con nuestro mundo interno, con nuestras emociones y pensamientos. En vez de responder de forma reactiva y automática a estos estímulos, podemos observarlos y dejar que se transformen por la luz de nuestra atención.
Los sentidos y el entorno: El ser humano no es una entidad separada que se pueda comprender sin referencia al entorno y las otras personas. Los sentidos (tacto, gusto, oído, olfato y vista) son los puentes que nos permiten conectar con los demás y con la realidad que nos rodea. La sensación de soledad y separación tiene que ver muchas veces con estar desconectados de los sentidos y la sensación de comunión que nos produce vivir en el presente.
La consciencia y el yo profundo: El ser humano se suele definir como un ser consciente, consciente de sí mismo (cuerpo, mente, emociones…) y consciente de la realidad que le rodea a través de los sentidos. Sin embargo, todo esto son objetos de la consciencia, ¿pero qué pasa con el ser que es consciente? Cuando gracias a la práctica de la atención vivimos más en el presente, la cualidad de la consciencia gana intensidad y puede suceder que el ser consciente se haga consciente de sí mismo. Entonces, en nuestro mundo interno, podemos percibir que además de los pensamientos y de las emociones hay un elemento más. Un elemento sutil que podemos experimentar como presencia, luz, paz…. Es nuestro verdadero yo o ser profundo.
Éste es el punto en el que mindfulness se convierte en una herramienta de autoconocimiento. Además, nuestro yo real es el lugar de contacto con la Trascendencia. Descubrirnos es al mismo tiempo descubrir y entrar en contacto con algo más grande que nosotros mismos. Con la fuente de los valores y cualidades del corazón que anhelamos: alegría, paz, amor, sabiduría, compasión…
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